Momentos de familia

Matrimonio Mablen-Tobar retratado en diferentes momentos en el Fundo Liray de Colina. El padre José Mablen (Maulen en algunos registros) nace en el Fundo de San Miguel (1875). A comienzos del siglo XX se  asienta en el Fundo Liray, procedente de Lo Pinto,  es en Liray donde conoce a quien fue su esposa: María Tobar (1880) […]

Liray: El Camino del Diablo

Dicen que hace muchísimos años el Diablo se desplazaba sobre una carreta por el camino Liray. Sí, el mismísimo Demonio, Maldito, Condenado, Maligno, Mandinga, Patas Verdes, Perverso, Cachudo, Lucifer, Satanás, Diantre, Azufrado, Colulo, Cachos de Palo, Cola de Ballico, Chambeco, Demonche, Satan, Señor de las Tinieblas, Tiznado, Discreto, Cola de flecha, Diente de oro, Malulo… o también conocido como Cuco… cuenta la leyenda que atemorizó por algún tiempo a los antiguos habitantes de la actual localidad de Santa Marta de Liray.

Esta narración llegó a tener bastante eco que incluso habría sido recreada en radioteatro por el programa «Lo que cuenta el viento» de radio Portales. Este fue un famoso programa que narraba leyendas del campo chileno, el Diablo solía ser el principal protagonista y quienes  aportaban el grueso de las historias eran los propios auditores (Desconozco si aun existe dicha grabación).

Lo particular de este relato local, es que explica la razón por la que se enclavó una cruz, sobre un mojón de piedras, en una curva del camino Liray.  Esta cruz en cuestión ya no existe, sin embargo, cruces de este tipo sobre altares de piedra hasta hoy perduran en Colina, son fáciles de identificar, ya que solían ponerse a la entrada de los fundos o en ciertos caminos como una señal de piedad, devoción y/o protección.

Liray: El Camino del Diablo

¿Has escuchado alguna vez un tropel de caballos en el silencio de medianoche? Es un sonido que inunda los sentidos de miedo, siendo doblemente agobiante  si  a lo  lejos viene acompañado de una burlona risa… la risa del Diablo.

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Durante las primeras décadas del 1900, de una costilla de la antiquísima Hacienda de Liray, nació el Fundo de Santa Marta. Mirando hacia la puesta del sol, Liray se ubicaba a la izquierda del Camino Liray  y a su vez Santa Marta quedó a su  derecha. La zona era un sector intermedio entre el pequeño pueblo de Colina y las tierras de Batuco.

En su génesis el camino de Liray era un camino más de tierra, el cual en algunos tramos se hacía estrecho por la abundancia de matorral y zarzamora, tornándose de aspecto tétrico durante las noches. Por aquel entonces, la luz eléctrica era un lujo capitalino, y desde luego,  un privilegio propio de la casona patronal de Liray, y de la nueva casa del dueño de Santa Marta. El patrón de este Fundo era un hombre piadoso de las leyes cristianas, eso explicaría que decidiera bautizar su nueva propiedad con el nombre de la patrona religiosa para su protección. La producción de las tierras de este bienintencionado patrón pronto ascendió,  por lo que se vio en la necesidad de contar con más trabajadores,  de modo que comenzaron a asentarse en Santa Marta nuevas familias procedentes de fundos  vecinos, entre ellos Liray.

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El ocaso de la casona de Liray: Data Center, un gigante aloja en el paisaje local

Desde una dimensión cultural, paisaje se entiende como “el medio natural fuertemente condicionado por las actividades socioeconómicas (…) transformado por los factores socioculturales” (R. Perelman, 1977).

No cabe duda que con el devenir del tiempo varían  los aspectos en que fijamos nuestra atención cotidiana.  Actualmente tenemos goce  de servicios que nuestros abuelos ni siquiera visualizaron: luz eléctrica iluminando otrora calles polvorientas de día y tenebrosas de noche,  agua potable tras la sencilla acción de abrir una llave, muy distante de la apesumbrada labor de jalar con un tarro agua de un pozo. A eso, podemos agregar lo que en los años 60 era ciencia ficción: redes de comunicación instantáneas, on-line, tecnología que ha sepultado el papel entintado de los dedicados escritos en carta.

El paisaje que rodea nuestras vidas para bien o para mal cambia, y los modos de vida y costumbres  de igual manera van adquiriendo otras formas. Por ejemplo, en el presente las actividades  socio-económicas de los habitantes de Liray, ya no se relacionan necesariamente con labores agropecuarias como  fue la tónica desde tiempos prehispánicos hasta  hace algunas décadas atrás.  De acuerdo al Pladeco de la municipalidad de Colina entre las tendencias, a nivel comunal, arrojadas por el Censo (2002) están la disminución a más de la mitad de trabajadores agrícolas calificados y disminución de trabajadores agrícolas. Por otro lado han aumentado los profesionales, especialmente mujeres; incremento de técnicos (hombres y mujeres) y aumento paulatino de trabajadores en las áreas de servicio y comercio. Con ello se desprende que  estos datos se han acrecentado al 2014.

Dicho lo anterior, en estos tiempos modernos, un paisaje puede adquirir una apariencia totalmente diferente en pocos años. Como por ejemplo:

Lo que antes era la entrada  principal a una casona de campo, típica de la zona central,  ya no es tal. Es más, ya nada es tal,  pues  hoy  se puede observar un cierre “bulldog” que es parte del perímetro de un nuevo proyecto que ha llegado a tierras de Liray, este representaría la antítesis del ambiente campestre, la tradición y del paso pausado del tiempo. Su nombre Claro Data Center apología de la tecnología moderna y de las comunicaciones rápidas… bien rápidas.

  Zona de conservación histórica

Dentro del área en que se emplaza el proyecto existe una zona de conservación histórica correspondiente al  Fundo Las Casas de Liray, rol Predial nº 350-2.  El artículo 3.20 del Plan Regulador comunal caracteriza las zonas de conservación históricas  cómo aquellas que:

“están conformadas por edificaciones singulares y/o conjuntos de edificaciones (…) que cuentan con una expresión arquitectónica que representa valores culturales o sociales de la comuna y cuyas instalaciones deberán ser resguardadas, pudiendo ser objeto de acciones de rehabilitación o conservación”[1]

La casa patronal del predio de Liray, hasta que estuvo en su totalidad en pie, era de rasgos arquitectónicos coloniales (planta de construcción de un piso en forma de “L”,  patios interiores, uso de teja colonial en techumbres, cielo de habitaciones con totora, elevaciones en adobe, vigas robustas, pisos exteriores con emplantillados de piedras ovoidales en mosaico), cuya distribución asemejaba a  las casonas tradicionales del valle central (corredores, presencia de oratorio o capilla en la nave principal).

Esta casona de seguro soportó decenas de terremotos, sin embargo,  con el mega terremoto del 27-F recibió un golpe de gracia, que la dejo muy deteriorada,  dejándola en un riesgo inminente de  derrumbe. El 16 de marzo del 2010 fue emitido, por la Dirección de obras de la Municipalidad de Colina, un certificado de Inhabitalidad (n° 07/2010). El certificado detalla el estilo de la casa, la que sufrió serios daños estructurales evidenciando grietas, desplomes y rupturas de paredes desprendiéndose estuco y ladrillo de adobe. Se descuadraron tanto puertas y ventanas, así como los pilares de madera que conformaban la galería interior de la propiedad. Los vidrios se rompieron. Se cayeron y movieron tejas de la vivienda, pues se rompieron las vigas de madera del techo. Por otra parte, casi el 100% del cierre de adobe se vino abajo y otras construcciones adyacentes de albañilería destinada a bodegas. Además, llama la atención la presencia de un pozo de agua antiguo, tapado en vegetación, “sin uso actual, de hormigón armado, que presenta grietas y desprendimiento del material dejando al descubierto la entierradura, estructura necesita evaluación para asegurar sus estabilidad”. En definitiva, la zona de conservación histórica quedó en una condición lamentable, tal vez si se hubiera anticipado una optima conversación y/o restauración habría soportado de mejor manera la fuerza telúrica.

El 30 de agosto de 2011 la arqueóloga Mónica Barrera realizó  una campaña de prospección arqueológica en el marco del proyecto Claro-Chile, Data Center Colina. Esta exploración arqueológica se realizó para determinar la presencia de bienes patrimoniales tangibles en el área de impacto del mencionado proyecto. De acuerdo a la arqueóloga en el área de Influencia directa del proyecto no se observaron restos arqueológicos ni paleontológicos en superficie. Se identificó el bien inmueble de conservación histórica del antiguo Fundo Casas de Liray “situación a tener en vista al momento de desarrollar el proyecto de construcción”. Concluyó que a excepción del bien inmueble de conservación histórica, era  posible afirmar que las actividades del proyecto no afectarían lugares, ruinas, yacimientos, piezas u objetos de carácter arqueológico o antropológico o monumentos históricos pertenecientes al patrimonio cultural.

Finalmente, en el estudio arqueológico, y pese a las condiciones que conocemos de la casona  la arqueóloga sugirió “incorporar la recuperación arquitectónica de dicho inmueble al proyecto Data Center, previa presentación del respectivo informe de recuperación al Consejo de Monumentos Nacionales y dar curso a su ejecución toda vez que ésta institución apruebe el proyecto de recuperación”.

Sin embargo, en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que la empresa presentó al SEIA[2],  el proyecto contempla para la etapa 2, es decir a partir del 2017, la demolición de la Casa Patronal de adobe. Argumentando sus serios daños estructurales y por ende su condición de inhabitaliadad como  consecuencia del terremoto del 27 de febrero del 2010.

Es lo proyectado, sin embargo,  siempre existe el anhelo nostálgico que se conserve por lo menos una parte de su estructura original. De lo contrario, luego del ocaso, seremos testigos del fin de la  patrimonial casa del Fundo y antes Hacienda de Liray, la que representó por centurias otro estilo de vida…uno que ya se fue. Sus aposentos resguardaron tinajas rebosantes de agua y vino,   las entrañas de sus patios protegieron entierros de los ávidos bandoleros[3], fue cómplice de  amantes  y  la protagonista  de decenas de historias fantasmagóricas, que en su conjunto han  copado la memoria, tanto de lugareños como de visitantes, de singulares relatos.

La Petite Histoire -recuerdos, testimonios y  tradición oral- está presente en las tierras de Liray y mientras alguien lo recuerde  no hay gigante que la pueda hacer desaparecer.

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Anexo El Data Center  (Ir al Artículo)

[1] Decreto E-629/2010 de fecha 08 de marzo de 2010, promulgado a contar del 15 de febrero de 2010 la aprobación del Plan Regulador Comunal de Colina.    [2] Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.   [3] Los entierros de oro y especies de valor se produjeron principalmente en la primera mitad del siglo XIX

 

Bibliografía Consultada

  • IMAB Consultores Ltda, Mónica Barrera Calderón. Declaratoria de Impacto Ambiental. Patrimonio Cultural Tangible (PCT). Octubre 2011
  • MHO Consultores Asociados Ltda. Declaración de Impacto Ambiental. Proyecto  “Claro Chile, Data Center Colina” Octubre 2011
  • Municipalidad de Colina, Dirección de Obras. Certificado de Inhabitalidad n° 07/2010. Marzo 2010
  • Municipalidad de Colina. Plan regulador comunal de ColinaRecuperado el 15 de noviembre de 2014 http://190.98.197.123/Transparencia_Colina/index.php/component/docman/cat_view/581-mecanismos-de-participacion-ciudadana/120-plan-regulador-comunal
  • Municipalidad de Colina. (2009). Plan de Desarrollo Comunal de la comuna de Colina(2009-2012). Recuperado el 20 de enero de 2011 de http://www.colina.cl/departamentos/secplan-pladeco
  • Tesser Obregón, Claudio. Algunas reflexiones sobre los significados del paisaje para la Geografía. Revista de Geografía Norte Grande, 27:19-26. 2000 .Recuperado el 15 octubre 2014  http://es.scribd.com/doc/133644202/art03
  • Wikipedia (Web)